Actualmente, la aceituna, una vez llevada a la almazara, se separa, mediante máquinas especializadas, de impurezas tales como tierra u hojas para molerla lo más limpia posible.
Pero años atrás, antes de que existieran dichas máquinas, los jornaleros, en la misma finca, debían de realizar las tareas de limpieza. Para este fin estaban las llamadas limpias, máquinas muy sencillas, transportables, que cribaban todas las impurezas que suelen acompañar al fruto recogido.
Su funcionamiento era muy sencillo: el contenido de la "espuerta" era vertida por la parte superior y caía por la criba en la cual, por efecto de la gravedad, se separaba la tierra, las hojas y todo lo que no es deseable de la aceituna que era recogida en un saco abierto en su parte inferior.
En la foto puede ver dos limpias expuestas en el patio de la almazara Azaharoliva, de Escañuela. Aunque se puede apreciar que están echas de metal, existen limpias más antiguas que estaban echas de madera.
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